Principio de las tres «R» en Psicología

A menudo, los científicos experimentan con animales para la investigación. Incluso, en el marco de la Psicología. Sobre todo, en el ámbito de las Neurociencias, como la Neuropsicología. El análisis del comportamiento y las reacciones ante determinados fármacos, son el principal objetivo que buscan con esta modalidad investigativa.

Sin embargo, tanto los Derechos de los Animales, y especialmente la Ética en la investigación, han puesto el foco en ello. Hace décadas, se intenta reducir el empleo de animales para la experimentación. Los expertos han confeccionado y desarrollado protocolos y pautas de trabajo en este sentido.

A su vez, existe un principio que intenta sentar las bases de la experimentación con animales en Psicología. Se trata del denominado «Principio de las TRES R» o también conocido como «Regla de las tres erres». Cabe aclarar que estos lineamientos no guardan vinculación con el «reducir, reciclar y reutilizar» de la ecología aplicado a los residuos urbanos.

El principio de las tres R en psicología tiene que ver con la experimentación con animales. Y consiste, esencialmente, en tres palabras claves: reemplazo, reducción y refinamiento.

Principio de las TRES R

El principio de las tres erre debe su nombre a las tres palabras que lo conforman: reemplazo, reducción y refinamiento. Fue desarrollado por Russel & Burch (The Principles of Humane Experimental Technique – London, 1959)

Principio de las TRES R´s en la Psicología

  1. Reemplazo de animales conscientes por animales inconscientes o materiales no sensibles
  2. Reducción del número de animales sin disminución de la precisión
  3. Refinamiento de las técnicas para reducir el dolor y las molestia

Propuestas de los derechos de los animales

En la Psicología en general, pero más aún en la Psicología Experimental y la investigación con animales, existe un debate ético.

Como es comprensible, el problema de la fundamentación de los derechos de los animales se dirime en el ámbito de esta ética mínima, o ética racional y laica. Y como también es fácilmente comprensible, nos hallamos ante un amplio abanico de propuestas.

Una primera propuesta es el contractualismo, doctrina que defiende que el origen de la sociedad se basa en un supuesto contrato fundacional, libremente asumido, por el que los integrantes de esa sociedad ceden al Estado sus derechos para que pueda imponer a todos unas reglas de juego que abarcan y obligan a todos.

Una segunda teoría es la emotivista, que da entrada a los sentimientos y la compasión a la hora de fundamentar la ética. Este corriente considera que puede solucionar las limitaciones y fallos del contractualismo, en la medida en que considera que serían los sentimientos los que originarían la moral, ya que el ser humano actúa moralmente impulsado por los sentimientos y emociones, llevado por la compasión.

La tercer vía de fundamentación de la ética es el utilitarismo, surgido en el ámbito anglosajón de la mano de J. Bentham, y J. Stuart Mill. Partiendo de un ideal igualitario, el utilitarismo discierne sobre la bondad o maldad de los actos en función de sus consecuencias. La norma moral por excelencia sería hacer el máximo bien al mayor número de personas.