Psicología a la inversa: qué es

¿Qué es la psicología a la inversa? Se trata de un concepto que ha ganado popularidad con el tiempo no sólo en el mundo de la ciencia psicológica, sino también en otros ámbitos como el marketing y los negocios. La psicología a la inversa, tal como se conoce a esta técnica, consiste básicamente en provocar una conducta en una persona pero diciendo lo contrario.

Un ejemplo de esta técnica denominada psicología inversa es advertir «no presionar este botón», a través de un cartel, colocado al lado del botón en cuestión. También podría ser un aviso en un negocio que diga «no compre aquí» o que un libro diga «no leer esto». Son casos simples, quizás, pero detrás de ello hay todo un fundamento que algunas compañías utilizan como métodos de atraer la atención de clientes.

Pero la psicología a la inversa no sólo puede ser considerada como una herramienta del marketing para captar consumidores, también tiene aplicaciones posibles en la vida diaria de las personas. Un padre podría decirle a su hijo que «no haga la tarea», pero con la intención que en realidad el niño la haga. Otro ejemplo de psicología inversa podría ser el comentario de una típica discusión de pareja «hacé lo que quieras», cuando la respuesta esperada es que se lleve a cabo una determinada cosa.

Psicología a la inversa

Básicamente, la psicología a la inversa consiste en una técnica de ofrecer dos opciones: A y B, tú quieres que haga la opción A, pero le dirás que realice la alternativa B. O prefieres que haga la opción A, y le dirás que bajo ningún caso seleccione B.

Esta metodología se cataloga como una técnica de persuasión. Significa que se pretende influir en el comportamiento de una persona, incentivar que realice una acción. Pero con el detalle que se sugiere no hacer algo, lo contrario a promocionar tal conducta.

La psicología a la inversa tiene sus bases en el concepto de la reactancia psicológica. Esto se define como una respuesta a la amenaza de la pérdida de libertad. Cuando se percibe la posibilidad de perder dicha libertad el sujeto se revela ante esa intención de represión del comportamiento.

Esta técnica llamada psicología a la inversa y el concepto de reactancia psicológica se la atribuye a Viktor Frankl, psicólogo que adhirió a la Psicología Conductista (Conductismo) El autor denominó a este método «intervención paradójica».

La reactancia, como ya mencionamos, es entonces una defensa que tenemos los seres humanos ante la persuasión. Sin embargo, hay estudios que afirman que no todas las personas actúan de la misma manera ante la psicología inversa. La efectividad de esta técnica obtiene mayores resultados ante casos de niños, adolescentes o adultos considerados rebeldes, con tendencia a la resistencia al cambio y cierto rechazo ante las órdenes de la autoridad.

Algunos profesionales recomiendan esta técnica para ciertos casos y advierten no utilizarla en exceso. Incluso, hay un debate ético en algunos sectores afirmando que si más que un método de sugestión no es una técnica de manipulación de personas.

En cuanto a la psicología a la inversa en comercios, especialistas aseguran que hay que evaluar las posibles reacciones que tendrá el público y los riegos que podría implicar esta acción de marketing.

Ejemplos de la «psicología a la inversa»

Usos y aplicaciones de la psicología inversa pueden encontrarse con mayor frecuencia en el ámbito de los negocios, ya que agencias de marketing y publicidad suelen llevarla a cabo para atraer clientes y consumidores. También en negociaciones de contratos entre personas o compañías.

La psicología a la inversa ha sido reflejada en distintas oportunidades. Incluso en series y programas de televisión, generalmente a modo humorístico. Un ejemplo es el de Peter Griffin en el programa estadounidense «Padre de Familia», con «Do not push button» y «Do not pull»

Otro pequeño ejemplo de psicología a la inversa es la reacción de un niño ante un adulto cuando quiere viajar en coche y no a pie.